Matilde estaba sentada cómodamente en la peluquería mientras su largo cabello negro desaparecía poco a poco a golpes de tijera. Era una de las mejores peluquerías de la ciudad así que no temía el resultado, y de todas maneras no le vendría mal un cambio de imagen. Si iba a ser Wanda Soch su cabello debía ser cortado al ras, casi como el de un hombre pero con el toque femenino de unas pequeñas puntas curvadas delante de las orejas. A medida que el corte avanzaba el espejo le devolvía una apariencia menor a sus 37 años, y eso estaba muy bien, porque Wanda Soch tenía 34. Lo imperdonable, se decía a sí misma, era que Tomás le hubiera dado a su creación semejante descripción. ¿Por qué el cabello corto? ¿Por qué 34 años? Sin duda no había pensado en llegar a estos extremos al momento de dar vida a su personaje, sino lo hubiera descrito lisa y llanamente con su apariencia. No, había sido quizás una descripción al azar, o quizás la mujer que él querría tener, su modelo ideal, o el modelo de mujer que él querría ser. Por suerte la altura era similar, Matilde medía un metro setenta y dos, y dos centímetros de diferencia casi ni se notan, pensaba.
El día anterior había recibido todos los mails que Tomás y Carmen se habían intercambiado y los leyó varias veces. Carmen parecía ser una mujer solitaria, y en sus últimos mails lucía atormentada por su deseo. Tormento y vergüenza, ésas parecían ser las palabras adecuadas para describir su estado.
Volvió a enfrentarse con el espejo cuando el corte de cabello estaba casi finalizando. ¿Así luce Wanda Soch? Se preguntó a sí misma. Su rostro había cambiado casi por completo, era más anguloso y joven, enmarcado en una delgada cabellera cortada al ras, muy negra. El corte le daba un toque ciertamente varonil, pero no de manera grotesca: era un pequeño, un casi imperceptible matiz de masculinidad que le confería un aspecto ligeramente andrógino. Ello hacía que resaltaran mucho más sus ojos en el conjunto, y los ojos eran la principal arma de Matilde, lo que la hacía enigmática e impenetrable. En realidad podía decirse que tenía dominio sobre sus ojos, y tener dominio sobre los propios ojos es en buena medida tener dominio sobre los demás.
La sesión en la peluquería demoró cerca de dos horas. Cuando regresó a su departamento pasó largo rato mirándose al espejo. Luego meditó un instante y abrió el guardarropas. Sin ponerse a dudar tomó un abrigo de piel negra que desde hacía mucho tiempo no usaba. Le pareció lo más adecuado para la primera ocasión.
Inmediatamente de probárselo y devolverlo al guardarropa, tomó el teléfono. Tomás había avanzado tanto con Carmen que ya habían intercambiado los números telefónicos. Carmen le envió por mail el suyo y él respondió proporcionándole el de Matilde. Eso había sucedido en la mañana y quedaron en hablarse por primera vez ese mismo día. Discó lentamente. A los pocos segundos, respondió una voz femenina del otro lado del tubo.
—¿Habla Carmen? —preguntó Matilde.
Cuando la voz dijo que sí, ella respondió con tono firme:
—Hola, soy Wanda.
Copyright © | Andrés Urrutia, 2001 |
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Por el mismo autor | |
Fecha de publicación | Julio 2007 |
Colección | Narrativas globales |
Permalink | https://badosa.com/n279-05 |
Tenía ganas de leer algo y por ahí me topé con tu novela. La he leído de corrido y me he quedado deseando el resto. Me llevó fluidamente la lectura, y ganó mi interés. Yo te haría dos o tres correcciones puntuales de sintaxis, pero tendría que volver a leer, debí anotarlas... Además, en concreto en la página dos en un punto la repetición del término "la mujer de los rumores" (que tiene sentido, obviamente) terminó por cargarme.
En fin, felicitaciones.
Tu novela me ha parecido interesantísima, diferente, en fin, me ha enganchado. Ahora estoy esperando leer el resto. Por favor no nos tengas más en ascuas: estoy segura de que hay muchos lectores que esperan la continuación y el final de la novela. Felicitaciones
Tengo muchas ganas de llegar al final de esta novela, que desde hace algún tiempo me tiene enganchada. Por favor, no nos tengas más en espera, ya sólo son 6 capítulos que faltan. Esto ya parece un suplicio... =)
Me gustaron mucho las dos novelas publicadas de este autor. Deseo que publiquen otras obras del mismo. Gracias.
Muy buena narrativa. Lo mejor son las referencias literarias ya que despiertan el interés por leer esas obras, aunque la parte del manicomio no deja de evocar a Sade y los sometimientos a Luna Amarga... En fin, creo que es ese terreno está muy explotado y lo unico que se puede hacer es darle un nuevo estilo a la narrativa, tal vez más ágil o más contemporáneo.
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