Desde Estados Unidos, nos llega este bello relato marinero de Cecilia F. Montero.
«Todas las tardes, a la hora en que el sol se despide cambiando el color de la vegetación, Felicidad sube a la colina, que emerge a la orilla como nacida del río. Su andar lleva todavía el rastro de una larga siesta tomada en la terraza de bambú...»
Claves: nunca, ojos, años
Todas las tardes
Bueno, para empezar, una obra literaria, por lo menos las narrativas, debe atrapar el interés y la atención del lector. El lenguaje debe ser dinámico e incitante. Ambas cosas están ausentes en el texto de Cecilia. Podemos decir a su favor que el lenguaje que usa es elaborado, pero eso no basta. Tengo la impresión de que el texto es un cuadro y no un cuento. Además, debo confesar, lo leí en dos partes, lo cual no habla muy bien de la dinámica del texto en mención. Suerte para la próxima.
Jorge Terán Morveli