En 30 palabras. Una nueva muestra de la prosa mínima de Miguel Ibáñez de la Cuesta.
«—¡Socorro! —gritó...»
Claus: ...
Muerte de un estilista
Lo bueno de los rescatistas es que eran cultos, bastante cultos para estos tiempos de pobreza intelectual. Felicidades,
Agapo
Muerte de un estilista
Siempre he creído que para escribir minis hay que tener un arte especial. Y usted debe de tener mucho de ese arte en su poder porque esta que acabo de leer supera con creces todas las leídas por mí hasta ahora. Un saludo,
Rachel