Una mirada a las raíces y a las herencias que no tienen precio. Por Gelu.
«Cuando el albacea anunció que leería el destino de la casona santanderina, se nos hizo un nudo en la garganta a los dos. Sabíamos que el abuelo siempre pensó dejársela sólo a uno, pero nos habíamos hecho la ilusión de que aquel momento nunca llegaría...»
Claves: hermano, niños, yo, casa
La casona
Me gustó mucho el escrito, pero me supo a poco; era excesivamente corto y si hubiese sido más largo habría resultado pesado; ¡eh ahí su virtud! Muestra numerosos sentimientos contrapuestos que reflejan mucha fe en la fortaleza de las relaciones familiares y el peso que éstas dejan en las pequeñas y grandes cosas materiales. Espíritu mimado en los siglos y siglos pasados y olvidados en muy poco tiempo por la sociedad moderna. Enhorabuena a la autora y la animo para que siga escribiendo, para los demás o para ella misma; ¡eso es lo de menos!
Javier
La casona
Su lectura me ha resultado muy amena. La mezcla entre los sentimientos familiares con el toque del conocimiento de las leyes y adornado con el misterio que rodea la entrada a la casona hace que una vez llegado al final te resulte corto el relato, deseando que salgan de sus tumbas para que sigan relatando los hijos de los hijos. ¡Felicidades!
Alfredo