En la guerra. Un relato del argentino Yako.
«La noche era una caja cerrada, una trampa con su boca abierta. Adivinaba —o creía adivinar— mis manos agarrotadas sobre el cuerpo metálico del fusil que no era tu cuerpo. ¿Estaba muerto? ¿Aquello era un recuerdo? Yo no deseaba estar allí. No debía. Quería parar de sufrir, Carla...»
Claus: noche, lugar
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Íntimo, crudo, asfixiante, increíble muestra de este autor, sí, quisiera conocer su obra.
La srta Pil
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Es un cuento maravilloso, conmovedor. Se requiere de una gran sensibilidad y talento para transmitir sensaciones tan dolorosas y profundas, como son las provocadas por una guerra. Espero, encontrarme pronto con otra obra de Yako.
Dany
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¡¡¡¡Ex-ce-len-te!!!! Atrapa al lector desde lo más profundo de su ser. Muestra con real crudeza las vivencias de los ex combatientes de Malvinas. Escrito desde un punto de vista pocas veces abordado: la locura del final. Insospechado desenlace.
Natalia Rosón
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¡¡¡Buenísimo!!! Me atrapó tanto el cuento que no me liberó hasta llegar a su fin... La forma en que se expresan los sentimientos a través del miedo, del dolor y de la soledad hacen que el autor muestre una cruda realidad que se ha vivido hace años en Ias Malvinas...
Gaby
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Es vívido y cruel como la locura que desató una guerra inútil. Sentimos dolor cuando supimos que los trajeron de noche, a escondidas, como si fuera culpa de ellos el fracaso. Excelente la descripción, locura y pánico de un muchacho acosado en un lugar absurdo. Toda guerra lo es.
Livia
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Esto está muy bien. Lo cual ya no me está sorprendiendo. Revivo la angustia de aquellos días de 13añero en los que, desde Comodoro, me encontraba estrepitosamente con la tremenda realidad de que los de 18 no eran "los grandes", sino que eran apenas menos niños que nosotros, y que lo estaban pasando muy mal. Recuerdo el dolor de soldados dados prematuramente de alta del hospital, alojados temporariamente por el ejército en el hotel de mi abuela, hasta que hubiera avión para volver a enviarlos con sus familias, heridos para siempre. Y vuelvo a llorarlos. Un abrazo.
GR