Publicamos dos poemas del poemario Experimental de la valenciana Isabel Alamar.
«Giro hacia la viday me encuentro que es
un recorrido de puntos y comas...»
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Dos poemas
Es un texto provocativo y maduro. Viene a zarandear al lector en una complicidad que intuyo asume porque quien lee poesía de conciencia, pensamiento y fenomenología como la que propone la autora es cuanto menos un sectario buscador de palabras que en alquimia con los silencios transfiguren la mirada, le den otro color al paisaje, otra textura a la sencillez de lo imposible, nuevas trochas para llegar a viejos lagares.
En su dirigirse al poeta está machadianamente ordenando su mundo interior pero también preguntando al poeta lector por las razones últimas en nuestra inmanencia para seguir abordando con estupor y sed lo mistérico, lo bello, lo suficiente. Una poesía que denota que se escribe no en longitud de líneas sino en abisal hundimiento de la tinta hacia más allá de las gracias, el papel, lo evidente. Decía Jose Luis Sampedro dos cosillas importantes que entiendo que son afinidades involuntarias con el trasluz del poema:
Escribir es Vivir
Vivir es arderEsperemos que la deliberativa poesía de Isabel se prodigue en Badosa y por supuesto en papel de poemario impreso.
Muy bien, Isabel, me impactó, me pellizcó, me despabiló tu poética. Gracias. Cuídate buena. Tuyo
Viktor Gómez
Dos poemas
Como todo buen poema que se precie de ser recordado, este final poético es sublime:
La vida es (...)
un huracán (...)
abrasando límites.Me recuerda a ese
yo fui (...)
columna ardiente (...)
arrastrado en la llamade Cernuda; es lo mejor que puede darte un poema: un símbolo inmutable extraído de un mundo en constante mutación (véase Santayana G., Los reinos del ser); la vida, en cualquiera de sus facetas orgánicas e inorgánicas, es una llama (de átomos en continuo movimiento) que se apaga con el tiempo. Este ejemplo de W.S. Landor enlaza con el naturalismo spinozista y lucreciano:
Calenté ambas manos ante el fuego de la vida.
Se apaga, y estoy listo para partir.El fuego es el gran símbolo del cambio, porque es volátil y proteico; en este caso, "abrasando" me sugiere "dañando" o "hiriendo" (sobre todo, si se lo enlaza con las consecuencias devastadoras del "huracán") pues la abrasión deja huella, como las huellas que nos deja la vida, en continuo cambio y movimiento, en su camino hacia la muerte.
Ricardo Mena