El padre de Luismi tenía un milquinientos negro, matrícula de Madrid, sin letra, del que decía que había sido coche oficial y que su hijo le robaba por las noches. Luismi tenía catorce años y había aprendido a conducir fijándose. Lo cierto era que, excepción hecha de algunos bandazos al salir de las curvas y de ciertos sonoros dolorosos retorcijones de la caja de cambios, no lo llevaba mal. Los sábados, si no había marcha en la discoteca, cogíamos el milquinientos y nos íbamos a la sierra a ver el OVNI. La aventura era completa, porque, además del paseo, incluía un excitante allanamiento de cochera, justo en los bajos de la casa del propietario, y la extracción silenciosa del vehículo por el procedimiento del empujón.
En aquellos años, todo el mundo había visto un OVNI o conocía a alguien que había visto uno. El del pueblo era una nave extraterrestre estrictamente local del que nadie sabía quién había sido el primero en verlo y que no había salido en el periódico ni en la tele ni en parte alguna, pero que servía igualmente a las necesidades de una población que, como todas, se metía entre pecho y espalda y sin pestañear los delirios de Jiménez del Oso por una televisión incuestionable por única. Nosotros nunca lo vimos, pero, metidos en el coche, en el puerto, fumando porros, lo que sí podíamos ver era llegar y buscar lugar de avistamiento a las parejas del pueblo. La verdad era que nos daban mucha envidia, especialmente si reconocíamos a alguien.
El OVNI fue padrino de muchas bodas de penalty.
De vuelta, Luismi ponía el milquinientos a tope y gritábamos como posesos bajando la cuesta a ciento cuarenta. Una vez, al aparcarlo en la calle, donde su padre lo había dejado con vistas a salir pitando por la mañana, pues el buen hombre iba siempre con prisas, se le olvidó a su hijo echar el freno de mano y, al alba, el coche apareció calle abajo, empotrado en la puerta del Banco Hispano Americano. No saltó la alarma, así que, además del mes sin salir que le cayó a Luismi (pues fueron lo menos quince mil duros de chapa y pintura), la violentada entidad bancaria vio como quedaban en entredicho sus publicitadas medidas de seguridad.
Copyright © | José Preciado, 2001 |
---|---|
Por el mismo autor | |
Fecha de publicación | Abril 2001 |
Colección | El tiempo recuperado |
Permalink | https://badosa.com/n045-08 |
Este texto (El Bala), así como todos los que se refieren a esta misma época/grupo de amigos, es de una muy agradable lectura. Consigue hacerte recordar tus tiempos de juventud (si tienes entre 45 a 55 años).
He observado que no hay nuevos relatos ni poemas de este autor y creo que muchos lectores estaríamos interesados en seguir su trayectoria. Transmite vida y habla de sensaciones desnudas e inmediatas, sin la barrera de las palabras.
Me encantaron tus relatos, que mezclan literatura con el más actual costumbrismo y realidad, embebido en estructuras multiformes sonoras y policromáticas. Un saludo de un poeta local... de Hellín (Albacete).
Además de opinar sobre esta obra, también puede incorporar una fotografía (o más de una) a esta página en tres sencillos pasos:
Busque una fotografía relacionada con este texto en Flickr y allí agregue la siguiente etiqueta: (etiqueta de máquina)
Para poder asociar etiquetas a fotografías es preciso que sea miembro de Flickr (no se preocupe, el servicio básico es gratuito).
Le recomendamos que elija fotografías tomadas por usted o del Patrimonio público. En el caso de otras fotografías, es posible que sean precisos privilegios especiales para poder etiquetarlas. Por favor, si la fotografía no es suya ni pertenece al Patrimonio público, pida permiso al autor o compruebe que la licencia autoriza este uso.
Una vez haya etiquetado en Flickr la fotografía de su elección, compruebe que la nueva etiqueta está públicamente disponible (puede tardar unos minutos) presionando el siguiente enlace hasta que aparezca su fotografía: mostrar fotografías
Aunque en Badosa.com no aparece la identidad de las personas que han incorporado fotografías, la ilustración de obras no es anónima (las etiquetas están asociadas al usuario de Flickr que las agregó). Badosa.com se reserva el derecho de eliminar aquellas fotografías que considere inapropiadas. Si detecta una fotografía que no ilustra adecuadamente la obra o cuya licencia no permite este uso, hágasnoslo saber.
Si (por ejemplo, probando el servicio) ha añadido una fotografía que en realidad no está relacionada con esta obra, puede eliminarla borrando en Flickr la etiqueta que añadió (paso 1). Verifique que esa eliminación ya es pública (paso 2) y luego pulse el botón del paso 3 para actualizar esta página.
Badosa.com muestra un máximo de 10 fotografías por obra.