Copyright © | Yolanda Gelices Nieto, 2008 |
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Por la misma autora | No hay más obras en Badosa.com |
Fecha de publicación | Junio 2009 |
Colección | Sinéresis |
Permalink | https://badosa.com/p190-5 |
Leer la poesía de Yolanda Gelices es sumergirse en un poderoso caudal de vida capaz de arrancar raíces para desarmar la soledad y el miedo, capaz de hacernos sentir que estamos vivos. Un regalo para el alma que sólo puede ser devuelto con gratitud.
Una vegada més ens sorprens amb els teus perfilats poemes que passo molt ràpidament a comentar. En els poemes cadascú hi troba diferents coneixements o sensacions. Aquí van aquestes:
Primerament a «Vestido rojo» s'hi pot veure la seducció produïda per la llum del matí, l'amor que rellisca fins l'aigua, el mar. A «Vibra la vida» hi destaca la paraula matí (dues vegades) i la paraula alegria. Diríem que és un cant a l'optimisme. En canvi, a «Trajes prestados» hi ha uns tocs de fredor i de tristesa al preguntar i constatar que tots som aire i pols, tots som iguals. «Sin diccionarios» sobre la tasca dels poetes: buscar els mots que donin forma precisa al poema. A «Si digo abril» hi ha dos mots espirituals essencials: esperança i felicitat. I finalment a «Retórica del silencio» s'hi troben dualismes: silenci-paraula, realitat-somni, fan pensar en un desig, en una pregària, en una petició.
Ja sabem que la poesia no és un art gens fàcil, requereix paciència, tranquil·litat, temps, habilitats específiques i coneixement, però la veritat és que un cop acabat el poema et dóna l'alegria i la satisfacció d'haver donat i haver rebut. Moltes gràcies, pels teus harmoniosos poemes.
La poesía de Yolanda Gelices es como una manta que nos arropa en los fríos inviernos, tan llena de vida que consigue hacer de lo mundano un poema de nuevas alegrías en el que regocijarnos.
No se trata de que guste o no guste. Hace tiempo que esas disquisiciones debieron ser encerradas en el arcón de la irrelevancia. Lo que cuenta es la voz «real» de cada cual, la verdadera, la que puede decirnos algo único en algún sentido, sea el que sea; estos poemas de Yolanda Gelices forman parte de ese magma verbal que nos enriquece, y yo se lo agradezco.
Antes de nada, quiero aclarar que esto es un apunte al comentario de Peter Dinklage, que me parece interesante discutir, y no una crítica a la obra.
En mi opinión, no hay otro criterio estético que el gusto personal, y claro que es importante que una obra guste al lector (no a todos, sólo a los destinatarios de la obra, aquellos que voluntariamente decidan acogerla). Se escribe para gustar, para proporcionar placer o ilusión o espanto, es decir, para realizar en el lector la finalidad primordial del arte: la comunicación. Una obra sin lector es un monólogo absurdo, un ojo ciego, por más que sea real y descarnada o que surja de las profundidades de la sabiduría o el sufrimiento. Mienten aquellos escritores que afirman que su objetivo no es ser leídos, que escriben por devoción a no se sabe qué fantasía de la autorrealización, la sobriedad o el recogimiento. Sólo los muy santos o los muy locos pueden vivir en esa tensión sin esperanza, en esa creatividad orgullosa que grita y se cierra las puertas. Creo que uno va hacia las artes buscando algo indefinible que le falta, un poco de armonía para salvar el vacío, no un simple ejercicio de sinceridad por parte del autor. Hacer apología de «la voz real», como si cada cual tuviera una sola, siempre invariable, objetivar el mérito de una obra con el argumento de la veracidad y menospreciar las valoraciones subjetivas de la generalidad a la que va dirigida supone rechazar las motivaciones del arte, su justificación última. La literatura cobra sentido en la relación íntima del lector con lo leído que, por ser propia y provenir de una satisfacción esencial, nos ayuda a maquillar la existencia con un trozo del espejismo, a reconocernos a nosotros mismos en ese mundo con principio y fin que es una novela, un relato o un poema. Obviamente, sin un lector que discrimine según su experiencia y sensibilidad y que se apodere de la obra, que la «haga suya», nada de esto tendría sentido y la literatura sería un concurso de honestidades irreprochables y solitarios actos de congruencia y no una suma de conmociones y asombros que trascienden los años y los pueblos.
Leer a Yolanda Gelices es como asomarse a un río de agua cristalina y profunda. Un verso cuidado mas no afectado con la pretensión de sorprender. Dueño de una difícil sencillez. Me parecen muy interesantes las opiniones del sr. Lisonje, con las cuales en general estoy de acuerdo. Sólo que subrayo: quizá el criterio estético sea un gusto personal. Sí. Pero educado en la lectura.
Tot i que sóc un profà en poesia, me n'alegro que continuïs versificant per tal d'exterioritzar el teu cabdal poètic. Dels poemes publicats, em quedo amb el de Labores domésticas.
Gracias por poner palabras tan sencillas a sentimientos tan complejos de definir, por conseguir que los profanos en poesía nos enganchemos a tu lectura, por hacerme llorar con algunos versos, sonreír con otros y echar a volar la imaginación con todos.
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