https://www.badosa.com
Publicado en Badosa.com
Portada Biblioteca Novelas Narrativas globales

Como el cielo los ojos

Iñaki 1

Edith Checa
Tamaño de texto más pequeñoTamaño de texto normalTamaño de texto más grande Añadir a mi biblioteca epub mobi Permalink Ebook MapaLlanes
Tabla de navegación de la novela hipertextual
12345678910111213
JavierJavier 1Javier 2Javier 3Javier 4Javier 5Javier 6Javier 7Javier 8Javier 9Javier 10Javier 11Javier 12Javier 13Javier
IñakiIñaki 1Iñaki 2Iñaki 3Iñaki 4Iñaki 5Iñaki 6Iñaki 7Iñaki 8Iñaki 9Iñaki 10Iñaki 11Iñaki 12Iñaki
PacoPaco 1Paco 2Paco 3Paco 4Paco 5Paco 6Paco 7Paco 8Paco 9Paco 10Paco 11Paco
12345678910111213

«¡Dios mío, pobre chica! Pero Te­re­sa, ¿cómo ha sido? ¡Qué ho­rror! ¿Ma­ña­na, a qué hora? Vale. Allí es­ta­ré. Gra­cias por lla­mar.»

¿Cómo es po­si­ble?, tan sólo hace unas se­ma­nas que la vi por úl­ti­ma vez. No es­tu­vo muy ama­ble con­mi­go, la ver­dad. Yo sin em­bar­go, a pesar de que es­ta­ba harto de su jue­gue­ci­to es­tú­pi­do, es­tu­ve cor­dial. Pero pobre chica. Me ato­si­ga­ba sin des­can­so. Llegó a darme miedo su in­sis­ten­cia.

Isa­bel ha muer­to, tengo que re­pe­tír­me­lo va­rias veces para darme cuen­ta de que es ver­dad, para creér­me­lo.

Otra vez el te­lé­fono, a ver si salta el con­tes­ta­dor, ¿quién será ahora?

«¡Hola, ¿estás por ahí?»

¡Oh Dios!, pensé que era Isa­bel, siem­pre decía lo mismo cuan­do me lla­ma­ba.

«Sí, sí, Mi­rian. Hola. Per­do­na es que por un mo­men­to..., bueno, es igual. Dime, dime... Sí, qué ho­rror. No dejo de pen­sar lo mismo, pobre chica. Con lo joven que era, ¿cuán­tos?, ah sí, sí, trein­ta y siete. Yo le cal­cu­la­ba más o menos eso. Ah, el cum­plea­ños, sí, claro fui... Bueno, se me había ol­vi­da­do. Ya sabes, soy un poco des­pis­ta­do para esas cosas... Mi­rian, mujer, no te pon­gas así, tie­nes que su­perar­lo. Es cues­tión de con­tro­lar los pen­sa­mien­tos. Venga, venga, ya está. Bueno, bueno... ¡No!, ¡no vayas al ta­na­to­rio, es muy duro! No estás en con­di­cio­nes. Mi­rian, venga mujer... Bueno, está bien, te acom­pa­ño. Venga, paso a bus­car­te. Sí, den­tro de media hora. Yo no que­ría ir, la ver­dad, es muy des­agra­da­ble, pero bueno, yo te llevo, venga. Media hora. Pero vol­ve­mos rá­pi­do, ¿eh? Mar­ga­ri­tas. Mar­ga­ri­tas, de todos los co­lo­res.»

Sus ojos están ce­rra­dos, los ha do­na­do, ya no tiene ojos, pero no se nota. Es como si es­tu­vie­ra dor­mi­da. Tiene in­clu­so la son­ri­sa re­la­ja­da que se le que­da­ba siem­pre mien­tras dor­mía. Le han dado un poco de car­mín en los la­bios. Pa­re­cen tan vivos como antes, como si fue­ran a ha­blar­me... o a be­sar­me. Tiene entre sus manos un ra­mi­lle­te de mar­ga­ri­tas ama­ri­llas... decía que eran las más na­tu­ra­les, las que más luz daban al rin­cón donde las co­lo­ca­ba, fren­te al ven­ta­nal del salón. Sus manos están menos ave­jen­ta­das: «tengo manos de obre­ra y me enor­gu­llez­co de ello. Nadie me re­ga­ló nada, todo me lo he tra­ba­ja­do.» Sus manos. Mi­rian. ¿Dónde está Mi­rian? Tengo calor, estoy su­dan­do. Hace calor, mucho calor. «Mi­rian, vá­mo­nos». La niña me está mi­ran­do. Me odia. Es como una pe­que­ña bruja que está con­ju­ran­do algo. «Mi­rian, vá­mo­nos». Tengo calor. Hace mucho calor. La niña viene. Co­mien­za a llo­rar. Se me echa a los bra­zos. Le doy unas pal­ma­di­tas en la es­pal­da para que se calme. Me ale­gro de su reac­ción. No en­ten­día qué le pa­sa­ba. Pobre chica. Es­ta­ba muy unida a su madre. «Venga, venga, tie­nes que ser fuer­te. A tu madre no le gus­ta­ría verte llo­rar así.» Me dice cosas, se­ña­la a su madre llo­ran­do. La llevo junto a su abue­la, a quien sa­lu­do. Un hom­bre se acer­ca a la niña y, ele­van­do mucho la voz, le habla, la abra­za. Es el padre. El «ex». Vaya tío. ¡Qué mal gusto tuvo Isa­bel al es­co­ger­lo como ma­ri­do!

Me voy, quie­ro irme. Este calor es in­aguan­ta­ble... «Mi­rian, ¿te vie­nes? Lo sien­to pero me voy.» Mi­rian se queda. Han lle­ga­do más ami­gos co­mu­nes. Los sa­lu­do cerca de la puer­ta de en­tra­da a la sala. Esto es otra cosa...

«Sí, qué pena, ver­dad. Pobre chica, con lo maja y lo joven que era. Oye, os dejo. Tengo que hacer mu­chas cosas... ¿Ma­ña­na?, la in­ci­ne­ra­ción. No, no voy a poder, tengo una reunión de de­le­ga­dos, ya sabes, cosas im­po­si­bles de elu­dir. Lo sien­to.»

Tabla de navegación de la novela hipertextual
12345678910111213
JavierJavier 1Javier 2Javier 3Javier 4Javier 5Javier 6Javier 7Javier 8Javier 9Javier 10Javier 11Javier 12Javier 13Javier
IñakiIñaki 1Iñaki 2Iñaki 3Iñaki 4Iñaki 5Iñaki 6Iñaki 7Iñaki 8Iñaki 9Iñaki 10Iñaki 11Iñaki 12Iñaki
PacoPaco 1Paco 2Paco 3Paco 4Paco 5Paco 6Paco 7Paco 8Paco 9Paco 10Paco 11Paco
12345678910111213
Tabla de información relacionada
Copyright ©Edith Checa, 1995
Por la misma autora RSS
Fecha de publicaciónMayo 1998
Colección RSSNarrativas globales
Permalinkhttps://badosa.com/n052-i01
Opiniones de los lectores RSS
Su opinión
Cómo ilustrar esta obra

Además de opinar sobre esta obra, también puede incorporar una fotografía (o más de una) a esta página en tres sencillos pasos:

  1. Busque una fotografía relacionada con este texto en Flickr y allí agregue la siguiente etiqueta: (etiqueta de máquina)

    Para poder asociar etiquetas a fotografías es preciso que sea miembro de Flickr (no se preocupe, el servicio básico es gratuito).

    Le recomendamos que elija fotografías tomadas por usted o del Patrimonio público. En el caso de otras fotografías, es posible que sean precisos privilegios especiales para poder etiquetarlas. Por favor, si la fotografía no es suya ni pertenece al Patrimonio público, pida permiso al autor o compruebe que la licencia autoriza este uso.

  2. Una vez haya etiquetado en Flickr la fotografía de su elección, compruebe que la nueva etiqueta está públicamente disponible (puede tardar unos minutos) presionando el siguiente enlace hasta que aparezca su fotografía: mostrar fotografías ...

  3. Una vez se muestre su fotografía, ya puede incorporarla a esta página:

Aunque en Badosa.com no aparece la identidad de las personas que han incorporado fotografías, la ilustración de obras no es anónima (las etiquetas están asociadas al usuario de Flickr que las agregó). Badosa.com se reserva el derecho de eliminar aquellas fotografías que considere inapropiadas. Si detecta una fotografía que no ilustra adecuadamente la obra o cuya licencia no permite este uso, hágasnoslo saber.

Si (por ejemplo, probando el servicio) ha añadido una fotografía que en realidad no está relacionada con esta obra, puede eliminarla borrando en Flickr la etiqueta que añadió (paso 1). Verifique que esa eliminación ya es pública (paso 2) y luego pulse el botón del paso 3 para actualizar esta página.

Badosa.com muestra un máximo de 10 fotografías por obra.

Badosa.com Concepción, diseño y desarrollo: Xavier Badosa (1995–2023)