El aspecto de Julio no es bueno; Lena se da cuenta ahora, después de que él le repitiera las palabras de Delia: «Envejeces y adelgazas por días, si sigues así terminarás dándome asco.»
Julio se está consumiendo y Lena no desea conservar su cariño. Lo que quiere es sacarlo ya de su vida. ¿Qué pensará, en realidad, su mujer de todo esto? A veces le parece que Julio es un payaso, un intérprete que caricaturiza sus propios sentimientos. Cada vez lo mira con más compasión. El exceso de compasión puede llevar al desprecio.
—Lena, ¿me estás escuchando? —la voz de Julio la ha sacado del ensimismamiento.
—Claro.
—Estás pensando en otra cosa.
—No. Lo que ocurre es que estoy preocupada, Fernando vino a verme, le dije que no iba a darle más dinero y me amenazó.
—¿De verdad se lo has dicho? —Julio ha preguntado con mucho interés, ilusionado de pronto.
—Claro.
Lena se da cuenta de que le hace tan feliz saber del enfrentamiento con su marido que hasta ha olvidado sus problemas con Delia. Para él, acostumbrado a sentirse el verdadero amante de la relación, ésta debe de ser una muestra de amor de las que no cesa de reclamar. Sin embargo, no parece darse cuenta de que existe un peligro para ella: la posible reacción de Fernando, de la que nadie va a protegerla. Tampoco se da cuenta de que Lena ha tomado esa decisión intentando encarar sus propios problemas, no por darle gusto. Lena piensa que quizá el defecto de Julio es que la mira y la ama sin salir de sí mismo. Como si ella estuviera a su servicio, como si alguien o algo, el destino por ejemplo, se la hubiera regalado. Se pregunta Lena si con su mujer también trata de ejercer ese soterrado dominio. Cree que no. En Julio es probable que existan dos personalidades, una civilizada y sensible y otra más miserable, indefinida, capaz de desgarrar a quien no pueda impedírselo. Puede que todos seamos así, pero a Lena le atormenta la idea de que la parte egoísta y bárbara de Julio haya emergido precisamente con ella.
—Estás ausente, no escuchas lo que digo.
Julio la ha recriminado con fastidio, levantando la voz. De nuevo su expresión es desagradable, abatida.
Copyright © | Ana María Martín Herrera, 2009 |
---|---|
Por la misma autora | |
Fecha de publicación | Julio 2013 |
Colección | Narrativas globales |
Permalink | https://badosa.com/n327-47 |
Además de opinar sobre esta obra, también puede incorporar una fotografía (o más de una) a esta página en tres sencillos pasos:
Busque una fotografía relacionada con este texto en Flickr y allí agregue la siguiente etiqueta: (etiqueta de máquina)
Para poder asociar etiquetas a fotografías es preciso que sea miembro de Flickr (no se preocupe, el servicio básico es gratuito).
Le recomendamos que elija fotografías tomadas por usted o del Patrimonio público. En el caso de otras fotografías, es posible que sean precisos privilegios especiales para poder etiquetarlas. Por favor, si la fotografía no es suya ni pertenece al Patrimonio público, pida permiso al autor o compruebe que la licencia autoriza este uso.
Una vez haya etiquetado en Flickr la fotografía de su elección, compruebe que la nueva etiqueta está públicamente disponible (puede tardar unos minutos) presionando el siguiente enlace hasta que aparezca su fotografía: mostrar fotografías
Aunque en Badosa.com no aparece la identidad de las personas que han incorporado fotografías, la ilustración de obras no es anónima (las etiquetas están asociadas al usuario de Flickr que las agregó). Badosa.com se reserva el derecho de eliminar aquellas fotografías que considere inapropiadas. Si detecta una fotografía que no ilustra adecuadamente la obra o cuya licencia no permite este uso, hágasnoslo saber.
Si (por ejemplo, probando el servicio) ha añadido una fotografía que en realidad no está relacionada con esta obra, puede eliminarla borrando en Flickr la etiqueta que añadió (paso 1). Verifique que esa eliminación ya es pública (paso 2) y luego pulse el botón del paso 3 para actualizar esta página.
Badosa.com muestra un máximo de 10 fotografías por obra.