https://www.badosa.com
Publicado en Badosa.com
Portada Biblioteca Novelas Narrativas globales
19/44
AnteriorÍndiceSiguiente

La Campana Mágica S.A.

Capítulo XVIII

Pedro y el Zaragozano son citados a una audiencia

Ricardo Ludovico Gulminelli
Tamaño de texto más pequeñoTamaño de texto normalTamaño de texto más grande Añadir a mi biblioteca epub mobi Permalink MapaEn un pequeño y acogedor barcito de la calle Jorge Luis Borges, frente a la plaza Serrano

El lunes 18 de oct­u­bre a las doce, Pedro in­gresó a la ofi­ci­na del Zara­goza­no en Puerto Ma­dero. La bat­alla ju­di­cial había co­menza­do.

—Hola pa­dri­no. Vine porq­ue estoy preo­cup­a­do: recibí una cédula en el Es­t­u­dio, es del Juz­ga­do de la quie­bra. Nos están cit­an­do para que comp­arez­ca­mos a una au­dien­cia con la sin­di­cat­ura para el miércoles 20 de oct­u­bre a las nueve. No me gusta nada, me huele a una ma­nio­bra de Ma­galiños. Debe querer pres­io­nar­nos para que ce­da­mos o direct­a­mente ven­garse de nos­otros, perju­dicándo­nos de algu­na ma­nera; andá a saber qué fue lo que le dijo al juez, este hijo de puta.

—No os preo­cupéis y mant­e­neos firme, ahi­ja­do mío. Nos os dejéis amila­nar por fue­gos de art­i­fi­cio ni bajéis la guardia ante la pri­mera adv­ers­i­dad. Este truhán de Ma­galiños querrá ame­drent­aros; no lo permitáis. Ana­lizad det­alla­da­mente los pasos que hemos dado: todos han sido pla­ni­fi­ca­dos cui­da­dos­a­mente, no lo olvidéis, no se nos puede repro­char nada, todo lo hemos hecho en el marco de la ley. Calmaos, os pido tranq­uili­dad abs­oluta.

—Está bien, pa­dri­no, no te preo­cup­es, voy a estar bien. Tengo que pensar lo que nos van a decir en la au­dien­cia, ¿vos creés que nos acusarán de frau­de?

—Os diré algo compañero mío. Podéis ap­os­tar a que no tie­nen prue­bas para ha­cerlo, difícilmente el juez se arries­gará a dar un paso en falso ha­cien­do imp­ut­a­cio­nes que luego no pueda de­mos­trar. Por más que sos­p­e­che de nos­otros, doy por sent­a­do que Ma­galiños le ha calent­a­do los oídos con chis­merías de todo tenor y con pésimos co­ment­arios de nues­tras pers­o­nas, ya que es un correv­ei­dile in­t­ere­s­a­do. Su Señoría querrá es­cu­char nues­tras ex­pli­ca­cio­nes, obs­ervar al det­alle nues­tras ex­pres­io­nes y argu­mentos para formarse una opinión prop­ia sobre vos que sois el pres­i­dente de las dos so­cie­da­des compra­doras y también sobre este zara­goza­no, que ha ma­ni­fes­t­a­do ofi­cialmente ser el prin­cipal ac­cio­nis­ta de las mis­mas. Por más que fin­ja­mos ser la Madre Teresa, este dis­t­in­gui­do ma­gis­tra­do con se­guri­dad mant­en­drá sus dudas; de­be­mos es­forzar­nos en ap­arentar que somos res­p­et­a­bles ca­balleros, por más que no sea­mos trigo del todo limp­io que, como la mujer del César, no sola­mente de­be­mos ser ho­nes­tos ahi­ja­do mío, sino también pare­cerlo. En esta se­gun­da cuali­dad, o sea en la ap­arien­cia, ten­dre­mos que basar nues­tra es­trat­e­gia. Te­nedlo en cuenta, ya que en base a la pri­mera no es­t­a­mos en con­di­cio­nes de hacer mucha gala, ¿habéis compren­di­do? Quiero veros act­uar frente a Su Señoría como lo haría un inocente ángel ve­ni­do a la tierra para sal­var almas perdi­das, como un sano inv­ers­or ofen­di­do que pese a ser in­juria­do, sigue dando prue­ba de ama­bili­dad, ma­ni­festándose in­cap­az de rea­lizar actos ant­i­jurídicos. Os ap­oyaré ha­cien­do uso de mis dep­ura­das cuali­da­des his­triónicas, ya lo veréis, ten­dre­mos argu­mentos de sobra para re­futar cualq­uier cargo que se nos haga. ¿Tenéis claro lo que os he dicho?

—Sí, es verdad lo que decís, Zara­goza­no. Si lo pens­a­mos fríamente, todo hace sup­o­ner que es­t­a­mos bien para­dos. De­be­mos es­cu­char lo que nos digan sin hacer de­mas­ia­da bam­bolla, res­p­on­dien­do a cualq­uier acus­a­ción de ma­nera seria, con­creta y ama­ble; sin perder la comp­os­t­u­ra.

—Os felicito, vais ent­en­dien­do que la cólera suele ser un síntoma de ins­e­guri­dad; ex­pres­ar­la, una de­mos­tra­ción de de­bili­dad. Si no te­mierais en lo abs­oluto, se­gura­mente no os in­mutaríais ni en lo más mínimo ante las más agres­ivas brav­atas, ni ante las más ela­bora­das intri­gas, ni ante las peores ace­chanzas. Os lo ruego, gra­bad en vues­tra mente mis pala­bras y tened pa­cien­cia, que nues­tra av­ent­ura está por fi­niq­uitar. Mi fiel as­o­cia­do, re­cordad que es mucho lo que os llevaréis al bols­illo. ¿Acaso creíais que no surgirían maldi­cient­es ni env­i­diosos? Os lo puedo afirmar, al menos en la ex­p­erien­cia de este zara­goza­no, es casi imp­os­i­ble pes­car un enorme pez sin un gran es­fuerzo. Del mismo modo, nues­tra camp­a­na no ha de do­blar armóni­ca­mente por mila­gro, ni por ser mágica; sólo impri­miéndole un buen ritmo a su ba­da­jo, le arran­care­mos su mejor so­ni­do. Nues­tra hora ha lle­ga­do, no po­de­mos act­uar como es­p­ect­a­dores, ahora nos toca salir al ruedo; no temáis; al contra­rio, os acons­e­jo que tratéis de dis­frut­ar­lo. No veo por qué no habríais de aprov­e­char pos­it­iv­a­mente la adre­nali­na que circulará por vues­tro cuerpo; podríais ex­p­eri­mentar una sens­a­ción casi fe­bril, de algu­na ma­nera dis­frutar el peli­gro que os ace­che, como si fuerais el más osado de los gla­dia­dores. ¡V­e­nid con­mi­go! Seréis mi leal compañero de bat­alla para lu­char hasta el último res­uello. ¡A­ni­maos! Aunq­ue no lle­gue­mos a ser tres­cientos es­p­art­a­nos, nues­tros agres­ores, que no serán tantos como los que lleva­ba Jerjes en su ejército de per­sas... ¡no habrán de pasar!

19/44
AnteriorÍndiceSiguiente
Tabla de información relacionada
Copyright ©Ricardo Ludovico Gulminelli, 2012
Por el mismo autor RSS
Fecha de publicaciónDiciembre 2012
Colección RSSNarrativas globales
Permalinkhttps://badosa.com/n375-19
Cómo ilustrar esta obra

Además de opinar sobre esta obra, también puede incorporar una fotografía (o más de una) a esta página en tres sencillos pasos:

  1. Busque una fotografía relacionada con este texto en Flickr y allí agregue la siguiente etiqueta: (etiqueta de máquina)

    Para poder asociar etiquetas a fotografías es preciso que sea miembro de Flickr (no se preocupe, el servicio básico es gratuito).

    Le recomendamos que elija fotografías tomadas por usted o del Patrimonio público. En el caso de otras fotografías, es posible que sean precisos privilegios especiales para poder etiquetarlas. Por favor, si la fotografía no es suya ni pertenece al Patrimonio público, pida permiso al autor o compruebe que la licencia autoriza este uso.

  2. Una vez haya etiquetado en Flickr la fotografía de su elección, compruebe que la nueva etiqueta está públicamente disponible (puede tardar unos minutos) presionando el siguiente enlace hasta que aparezca su fotografía: mostrar fotografías ...

  3. Una vez se muestre su fotografía, ya puede incorporarla a esta página:

Aunque en Badosa.com no aparece la identidad de las personas que han incorporado fotografías, la ilustración de obras no es anónima (las etiquetas están asociadas al usuario de Flickr que las agregó). Badosa.com se reserva el derecho de eliminar aquellas fotografías que considere inapropiadas. Si detecta una fotografía que no ilustra adecuadamente la obra o cuya licencia no permite este uso, hágasnoslo saber.

Si (por ejemplo, probando el servicio) ha añadido una fotografía que en realidad no está relacionada con esta obra, puede eliminarla borrando en Flickr la etiqueta que añadió (paso 1). Verifique que esa eliminación ya es pública (paso 2) y luego pulse el botón del paso 3 para actualizar esta página.

Badosa.com muestra un máximo de 10 fotografías por obra.

Badosa.com Concepción, diseño y desarrollo: Xavier Badosa (1995–2018)