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Javier | Javier | |||||||||||||
Iñaki | Iñaki | |||||||||||||
Paco | Paco | |||||||||||||
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Gracias, Berta, por confiar en mí. Hoy he ido a ver a la madre. No he podido esperar más tiempo aunque sé que él está aún en la casa y no puedo entrar. O quizás por eso, porque sé que está y no respetará ni un solo papel o carta o rincón de la casa sin cotillear. He ido a ver a la madre. Me ha recibido muy cordial. Hemos tomado café... Tiene algo de ella: no son sus ojos, ni su boca, nada concreto, es un aire, cierto parecido. Por un momento me he imaginado a Isabel de mayor. Te sonará a topicazo cursi, pero me hubiera gustado verla envejecer. Llegar a tenerla conmigo siendo así de mayor. El pelo gris, la piel suave, la carne blanda..., sus arrugas... Me preguntó si la conocía. En ese momento, rodeado de cosas que ella seguro amaba, porque es la casa de su infancia, delante de aquella mujer, su madre, y con la pregunta suspendida en el aire, las palabras se me han atragantado y, lo sé, se me han cargado los ojos. Hubiera querido decirle que me estaba enamorando de ella, que estoy enamorado de su hija, cuando el destino, la mala suerte o lo que sea, se la ha llevado. Pero no he podido decirle nada. Sin embargo estoy seguro de que esta mujer me lo ha notado porque ha puesto su mano sobre la mía para darme alivio. Me ha hablado de ella... Me ha dicho que durante los últimos meses no le iban bien las cosas en su trabajo, tampoco a nivel personal... Pasaba un mal momento.
«Había tenido complicaciones y aunque ella no le daba mucha importancia yo sé que se lo tomaba muy en serio. Estaba pasando una crisis. Ella siempre me decía que cuando se toca fondo es cuando tomas conciencia de la perspectiva de tu vida y tienes la fuerza suficiente para pegar un fuerte impulso y salir, y no ahogarte. Sentía que había tocado fondo y necesitaba dar un salto, un vuelco a su vida. Volver a construir sus cimientos que estaban deteriorados y crearse más fuerte... Cuando se sentía muy mal se encerraba en casa y no me quería ver, ni contar nada, porque si lo hacía lloraba y no quería hacerme sufrir. Yo sabía que estaba deprimida porque se le agriaba el carácter, se ponía muy nerviosa. Contestaba mal a todos y por cualquier tontería. Le sentaba mal la mínima bobada y se ponía a chillar como una energúmena. Pero al rato, siempre, recapacitaba y me pedía perdón. A todos nos pedía disculpas. Y si le preguntaba por qué estaba tan nerviosa, decía lo mismo: ¡No me preguntes, mamá, no me preguntes! Ya te lo contaré cuando no me duela tanto... Así era ella. Se le saltaban las lágrimas.»
Me ha entregado un sobre cerrado. He leído lo que pone en el exterior y no he podido contener la risa: «Claves de acceso a mi ordenador. Inútil intento de robo, todos los textos están inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual». Al darme el sobre me ha seguido hablando.
«Berta me ha dicho que eras un gran amigo de mi hija y que entiendes de poemas y de cuentos y de esas cosas que escribía. Espero de verdad que te guste lo que ha escrito en estos años y que puedas hacer algo. No sólo por el dinero, que le vendrá muy bien a mi nieta, sino porque ésa era una de sus ilusiones, ver publicado algo y... se fue sin conseguirlo.»
Se le atragantó la última frase. Tiene los ojos muy pequeños, me he fijado bien, es por la hinchazón de los párpados... Al despedirnos me ha dado un abrazo intenso, cargado de amargura y de soledad, uno de esos abrazos que sólo las madres que pierden un hijo pueden dar.
He caminado por la ribera del río hacia su casa, hay menos de un kilómetro. La calle ya no es un barrizal como lo fue durante aquellos años en los que jugaba al escondite entre los árboles. Ahora está asfaltada, aunque no pasan muchos coches. Las tres hileras de fresnos y tilos gigantescos que ella describe, aún sin hojas, adornan la ribera...
«...los mismos que ahora podía mirar, un poco más viejos, como yo; y, en apariencia, más pequeños, también como yo. Nunca, en esa época de mi niñez, me sentí fuerte y grande, quizás tuvo que ver mucho aquella escalinata.»
La escalinata, ahí está. Los peldaños están ya muy deteriorados, y no veo la terraza de la que habla en el cuento. Arriba, frente al portal 21, sólo hay un jardín con dos árboles. Imagino que tampoco vivirán ya en el edificio sus amigos... Y ésta es su perspectiva, las tres hileras de tilos y fresnos y el poyete blanco que bordea toda la ribera del río... Camino. Camino por el mismo paseo que hacía ella cuando regresaba de visitar a su madre. Respiro y disfruto de esta mañana de primeros de marzo.
«Escribo esta carta sin tristeza, sin sufrir, serena y tranquila, así que espero no entristecer a nadie. Mientras escribo, a ratos, miro por la ventana y veo los árboles aún sin hojas. Estamos a finales de febrero de 1995 y, aunque aún falta para que llegue la primavera, ya intuyo en las ramas de los tilos los primeros brotes de vida. Los almendros de mi barrio han florecido, de este barrio. Imagino que en pocas semanas el Valle del Jerte se vestirá con su manto alba, y que Sevilla comenzará a oler a flores de azahar... Percibo el olor de la primavera, del nacimiento de la vida, como si fuera la primera vez, o como si fuera la última... Y reconozco que esta sensación de sentir todo como si fuera la primera vez, o la última, la disfruto desde hace algún tiempo, y me doy cuenta de que, desde entonces, soy más feliz que nunca... Recuerdo ahora los versos de León Felipe que tanto me impactaron y tanta razón tienen: “que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, ligero, siempre ligero, para que nunca recemos como el sacristán los rezos, ni como el cómico viejo digamos los versos... para enterrar a los muertos como debemos cualquiera sirve, cualquiera, menos un sepulturero.”»
Yo también siento ahora las cosas de otra forma, como si fuera la primera vez que las veo, o la última, como ella las veía:
«...vivas, intensas; todo, no sólo el color, o la luz, los perfumes, las texturas, sino los versos, la música, la calidez de los abrazos, las palabras, los susurros, las miradas, las caricias..., la caricia perdida ¿quién la recogerá?»
¡Las caricias que pude darte! Aquella noche en el baile debí acariciar tus mejillas, decirte que comenzaba a amarte. La caricia perdida ¿quién la recogerá? La caricia perdida, el tiempo perdido, el amor perdido, los años perdidos, su vida perdida. Tus cenizas... que se perderán fundidas en el viento y en el mar...
«Y el viajero que tiene como el cielo los ojos y que está entre vosotros ¿me reconocerá?»
Copyright © | Edith Checa, 1995 |
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Por la misma autora | |
Fecha de publicación | Enero 1999 |
Colección | Narrativas globales |
Permalink | https://badosa.com/n052-j09 |
Me llama sobre todo la atención, en una rápida, fragmentaria y desordenada (?) lectura, la nitidez del texto. La capacidad de los fragmentos para insinuar partes decisivas de la historia. Lo cuidado de la edición (para lo que se estila por estos pagos, un lujo). Y lo cercano de la experiencia que se narra.
Seguiría leyendo, pero son las 6:18 de la mañana; la lentilla de mi ojo izquierdo es como un pulpo mucilaginoso, y además, mañana (¿hoy?) tengo tareas... Pero prometo volver, para quedarme hasta el final. De momento, te (me) doy la enhorabuena: ha sido un placer descubrirte.
Hacía algún tiempo que no sentía la cercanía de una historia, y Edith me la ha hecho sentir, no sólo eso, sino la maravillosa sensación de que, afortunadamente, siguen existiendo pinceladas de innovación en este intrincado mundo de la literatura; un nuevo soporte no llega a ser innovador sin una historia que subyugue, y ésta lo consigue...
He leído esta novela dos veces, me impresionó muchísimo, hasta que he decidido traducirla. Soy rusa, vivo en San Petersburgo y estudio el español. La traducción casi la he terminado, lo único que quiero es que mi familia y mis amigos puedan leer esta novela también, porque de verdad que merece la pena hacerlo.
No había leído una novela de este tipo y me impresionó. Las tres historias se pueden leer perfectamente aparte pero creo que el orden sí se debe llevar y me parece que sería bueno que se aclarara eso al lector.
Me gustó mucho la manera de mostrar los sentimientos de cada uno aunque considero que se debió definir un poco mejor a cada personaje porque al final parece que hablan igual.
Es una excelente novela y me ayudó a pasar un día en mi trabajo mucho más constructivamente que otros tantos.
Estoy estudiando los hipertextos en profundidad para mi doctorado. Es una historia que empieza por el final, por la muerte de la protagonista y narra los sentimientos que produce esta muerte en tres hombres importantes en su vida. Bien, es un comienzo, cuesta mucho leer un hipertexto entero. Otro día más, dejo aquí lo que en un libro impreso sería mi separador.
Me gusta el formato y tamaño de letra que ha elegido la autora, es cansado para mis ojos anclados en la era Gutemberg leer en la pantalla del ordenador y este hipertexto es cómodo, también me gusta su narración poética y la traslación de meterse en el pensamiento de tres hombres importantes en la vida de una mujer. ¡Felicidades, a por otro hipertexto!
Psché, yo y mis amigos con unas copas de más en el sábado noche se nos ocurren historias mucho más originales de ésta, que tiene cualquier mérito menos la originalidad.
Realmente estuvieron buenas estas palabras. Qué ganas de haberle dicho esas palabras en el momento adecuado. Pero al fin las he encontrado y me he emocionado hasta las lágrimas. Creo que tomaré prestadas algunas frases que no supe decir en aquellos momentos. Seguiré leyendo.
Sencillamente extraordinaria. Me fascina la técnica de lectura no lineal, creo que a esto lo llaman hipertexto. Felicitaciones por todo.
En la última parte, la de Javier, he llorado como no lo hacía desde hace mucho tiempo. Tal vez porque me ha ido preparando emocionalmente con esos versos tristes durante todo el relato, desde Paco, pasando por Iñaki, hasta Javier... como si fuera el trayecto de una vida hacia la "felicidad". Muy buen relato.
Me gusta la forma con la cual el autor expresa cada idea, cada sentimento y cada sensación haciendo que el texto adquiera algo distinto a los demás y la forma en la cual se mezclan las ideas formando algo distinto.
Me gustó mucho ya que este tipo de lecturas son muy interesantes ya que no nada más vez la versión de un personaje si no muchos personajes mas. también es muy bueno ya que, puedes ver cualquier capitulo o fragmento y sigue teniendo el mismo sentido por que hablan de una idea central, que en este caso es la muerte de una persona, sea donde sea el capitulo que leas si le vas a entender, mientras que en los libros no puedes hacer eso. EXCELENTE!!!! ME ENCANTÓ EN VERDAD!!!!
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